Japón ha anunciado su decisión de establecer un impuesto turístico, uniéndose así a otros países como Alemania, México, Suiza, Portugal, Rusia, Italia, Eslovenia y Nueva Zelanda, que ya aplican esta medida. El objetivo principal es obtener recursos adicionales para mantener y mejorar la infraestructura turística, así como para gestionar el impacto del turismo en las principales ciudades y destinos del país.
El crecimiento del turismo en Japón ha sido significativo en los últimos años, impulsado por su cultura, historia y gastronomía. Con el aumento de visitantes, el gobierno japonés ha decidido implementar esta tasa para garantizar un desarrollo sostenible del sector. Aunque las tarifas exactas y su aplicación varían según el país, en general, estos impuestos se reflejan en el precio del alojamiento, boletos de avión o entradas a sitios turísticos.
La tendencia a establecer un impuesto turístico ha ganado fuerza a nivel global, con el propósito de equilibrar el impacto económico y ambiental del turismo. En el caso de Japón, el gobierno busca aplicar este gravamen de manera progresiva para evitar que afecte negativamente la llegada de turistas extranjeros.
¿Cómo funcionan estos impuestos en otros países?

El impuesto turístico varía según el país y el objetivo de su implementación. En Alemania, se aplica una tarifa denominada “cama-impuesto”, que incrementa el precio de las habitaciones de hotel en ciudades como Berlín o Hamburgo. Suiza, por su parte, incluye un impuesto municipal sobre las pernoctaciones, mientras que en Portugal se cobra un monto fijo por cada noche de estadía en algunas ciudades como Lisboa o Porto.
En México, el impuesto turístico se impone principalmente en zonas con alta afluencia de visitantes, como el Caribe Mexicano, donde se estableció un pago obligatorio para turistas extranjeros al ingresar al país. Rusia también ha adoptado medidas similares en algunas de sus principales ciudades, cobrando una tarifa diaria a los visitantes.
Italia ha implementado este impuesto en ciudades como Roma y Venecia, con la finalidad de preservar su patrimonio y reducir la presión sobre las infraestructuras urbanas. Eslovenia, un destino en crecimiento dentro de Europa, ha seguido el mismo camino, utilizando lo recaudado para promover el turismo sostenible. En Nueva Zelanda, el impuesto turístico se aplica a la entrada del país, con el objetivo de financiar proyectos de conservación y servicios para visitantes.
Japón y su nuevo impuesto turístico
Japón ya había implementado en 2019 el impuesto de salida, conocido como “Sayonara Tax”, que obliga a los turistas a pagar 1.000 yenes (aproximadamente 6 euros) al salir del país. Ahora, con la nueva tasa turística, el gobierno japonés busca financiar la conservación de sitios culturales, el mantenimiento de infraestructuras y la gestión del turismo en áreas con alta afluencia de visitantes.
Este impuesto podría aplicarse a las tarifas de hoteles, entradas a lugares emblemáticos o incluso a los billetes de transporte en determinadas zonas. El gobierno ha señalado que se evaluará su impacto antes de definir su alcance final, garantizando que no afecte negativamente la llegada de turistas. La decisión de Japón de sumarse a esta tendencia global refleja una estrategia común entre los países que buscan un equilibrio entre el desarrollo del turismo y la preservación de sus destinos.
Con el crecimiento del turismo internacional, es probable que más países adopten medidas similares en los próximos años.