InicioFranciaParísLas 20 obras imprescindibles que no puedes perderte en el muso del...

Destinos populares

Las 20 obras imprescindibles que no puedes perderte en el muso del Louvre

Visitar el Museo del Louvre en París es una de las experiencias culturales más enriquecedoras que cualquier amante del arte puede vivir. Considerado el museo más importante del mundo, alberga más de 35.000 obras que abarcan desde el Antiguo Egipto hasta el siglo XIX. Pero, con una extensión de 72.735 m² y una colección tan vasta, es imposible verlo todo en una sola visita. Por eso, si estás planeando tu recorrido, te presento las 20 obras maestras imprescindibles que no puedes perderte en el Louvre. Desde pinturas tan icónicas como La Gioconda, hasta esculturas legendarias como La Venus de Milo, cada una de estas piezas tiene detrás una fascinante historia que las convierte en hitos del arte universal.

En este artículo, no solo descubrirás su ubicación exacta dentro del museo, sino también su historia, anécdotas y detalles técnicos que te ayudarán a apreciarlas mucho mejor. CONSEJO IMPORTANTE: Para disfrutar de la visita sin prisas y evitar aglomeraciones, te recomiendo llegar lo más temprano posible y organizar el recorrido con antelación. Ahora sí, ¡empecemos este recorrido artístico por el museo del Louvre!

La Gioconda – Leonardo da Vinci

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Sala 711 (Sala de La Gioconda)
gioconda mona lisa imprescindibles Louvre

Si hay una obra imprescindible que todo visitante del Louvre desea ver, es sin duda La Gioconda. Esta pintura, creada por Leonardo da Vinci entre 1503 y 1519, es considerada el cuadro más famoso del mundo. Con su enigmática sonrisa y su mirada que parece seguir al espectador desde cualquier ángulo, La Mona Lisa ha cautivado a generaciones enteras.

La modelo retratada es Lisa Gherardini, esposa de un comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo, de donde proviene su nombre. Sin embargo, la obra jamás fue entregada a su esposo, ya que Da Vinci la llevó consigo a Francia cuando se trasladó a trabajar para el rey Francisco I.

El cuadro ha sido objeto de múltiples anécdotas, siendo la más impactante su robo en 1911 por Vincenzo Peruggia, un exempleado del Louvre que planeaba devolverla a Italia. Durante dos años, el mundo entero se preguntó dónde estaba la Mona Lisa hasta que fue recuperada en Florencia en 1913.

Otra de las grandes polémicas en torno a la obra es la teoría del Código Da Vinci, que sugiere que la pintura oculta mensajes secretos. Aunque ha sido descartada científicamente, la fascinación por estos misterios ha convertido a La Gioconda en una leyenda.

La pintura mide 77 cm x 53 cm y está realizada en óleo sobre tabla de álamo. Da Vinci utilizó la técnica del sfumato, un difuminado que suaviza los contornos y da un efecto de profundidad excepcional.

La sala de La Gioconda es la más visitada del museo del Louvre. De modo que para evitar la multitud, lo mejor es que esta sea tu primer destino.

La balsa de la Medusa – Théodore Géricault

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Sala 700 (Mollien)
La balsa de la Medusa imprescindibles Louvre

Este imponente cuadro de 4,91 metros de alto por 7,16 metros de ancho es una de las pinturas más imprescindibles del Louvre. Creada por Théodore Géricault en 1819, representa la desesperación de los sobrevivientes de un naufragio real ocurrido en 1816.

El barco La Medusa, que transportaba a casi 400 personas, encalló frente a las costas de Senegal debido a la incompetencia de su capitán. Sin suficientes botes salvavidas, 147 personas quedaron a la deriva en una balsa improvisada. Durante 13 días, sufrieron hambre, deshidratación e incluso canibalismo. Solo 15 sobrevivieron cuando fueron rescatados.

Impactado por este suceso, Géricault entrevistó a los supervivientes y estudió cadáveres en la morgue para dotar a su pintura de realismo extremo. La escena retrata el momento exacto en que los náufragos ven un barco en el horizonte, con una mezcla de desesperanza y esperanza.

El cuadro está cargado de movimiento y dramatismo, influenciado por el estilo barroco. La composición en diagonal dirige la mirada desde los cuerpos caídos hasta la figura que, con un trapo al viento, intenta llamar la atención del barco salvador.

Cuando se presentó en el Salón de París en 1819, la pintura generó un gran escándalo porque exponía el fracaso del gobierno francés en el manejo de la tragedia.

Leer  Los Lugares Más Románticos de París: Guía para Sorprender a tu Pareja

Las bodas de Caná – Paolo Veronese

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Sala 711 (Sala de La Gioconda)
Las bodas de Caná imprescindibles Louvre

Esta es la obra más grande del Louvre y otras de las imprescindibles que debes ver, con unas dimensiones de 6,7 metros de alto por 9,9 metros de ancho. Fue pintada por Paolo Veronese en 1563 para el monasterio de San Giorgio Maggiore en Venecia.

La pintura representa el episodio bíblico donde Jesús convierte el agua en vino durante una boda en Caná de Galilea, según el Evangelio de Juan. Veronese retrata la escena en un festín renacentista, con más de 130 personajes ricamente vestidos, reflejando el lujo de la época.

Lo curioso es que Napoleón robó esta obra en 1797 y la trasladó al Louvre. Desde entonces, no ha sido devuelta a Venecia, lo que convierte su presencia en París en una controversia.

El cuadro es un espectáculo visual de color, movimiento y perspectiva, con un juego de luces magistral. En el centro, Jesús está rodeado de sus discípulos, mientras los sirvientes vierten agua en tinajas que, milagrosamente, se transformará en vino.

Se dice que Veronese pintó entre los asistentes a Tiziano y otros artistas famosos de su tiempo.

La Victoria de Samotracia

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Escalera de Victoria de Samotracia (Sala 703)
La victoria de Samotracia imprescindibles Louvre

En lo alto de una majestuosa escalinata del Museo del Louvre, se alza una de las esculturas más imponentes y conmovedoras de la historia del arte, y por lo cual, tambien una de las más imprecindibles: La Victoria de Samotracia. Creada aproximadamente en el año 190 a.C., esta obra maestra del arte helenístico representa a Niké, la diosa griega de la victoria, posándose sobre la proa de un barco con sus alas extendidas.

La escultura fue hallada en 1863 en la isla de Samotracia, en el Mar Egeo, por el arqueólogo francés Charles Champoiseau. Aunque inicialmente fue encontrada en fragmentos, su importancia fue evidente desde el primer momento. Poco después, fue trasladada al Museo del Louvre, donde fue ensamblada y restaurada con gran precisión.

En el pasado, se cree que la escultura adornaba un santuario dedicado a los dioses del mar y conmemoraba una gran victoria naval. Aunque nunca se hallaron su cabeza ni sus brazos, su fuerza expresiva sigue intacta.

Tallada en mármol de Paros, la escultura mide 2,75 metros de altura y destaca por su asombroso realismo y dinamismo. El ropaje de la diosa, pegado a su cuerpo por la brisa marina, da la sensación de movimiento, como si acabara de aterrizar en la embarcación.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Victoria de Samotracia fue retirada del Louvre y escondida en un lugar seguro para evitar su destrucción en los bombardeos.

La Venus de Milo

  • Ubicación: Ala Sully, Planta 0, Sala de la Venus de Milo (Sala 346)
La Venus de Milo imprescindibles Louvre

Entre las esculturas más icónicas de la historia del arte, La Venus de Milo ocupa un lugar privilegiado. Descubierta en 1820 en la isla griega de Milos, esta estatua representa a Afrodita, diosa del amor y la belleza. Su postura elegante y su torso ligeramente girado la convierten en un símbolo de armonía y perfección.

La escultura fue hallada por un campesino dentro de una cueva subterránea y, tras negociaciones con las autoridades otomanas, terminó en manos de los franceses, quienes la llevaron al Louvre. Su autor sigue siendo un misterio, aunque se cree que fue esculpida por Alejandro de Antioquía alrededor del 120 a.C.

Uno de los mayores enigmas es la posición original de sus brazos. Algunos historiadores creen que sostenía una manzana, en referencia al Juicio de Paris, mientras que otros sugieren que sujetaba un espejo o un arco.

Tallada en mármol blanco, la Venus de Milo mide 2,02 metros de altura y es un ejemplo sobresaliente del estilo helenístico. Su postura, con la cadera ligeramente desplazada, sigue el clásico contrapposto, una técnica que da sensación de equilibrio y naturalidad.

Durante un tiempo, se creyó que la escultura tenía partes añadidas en la época moderna. Sin embargo, estudios recientes confirmaron su autenticidad.

Acércate para observar los detalles del rostro y la textura del mármol, que aún conserva rastros de la policromía original.

La coronación de Napoleón – Jacques-Louis David

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Daru (Sala 702)
La coronación de Napoleón imprescindibles Louvre

Pintado por Jacques-Louis David en 1807, este monumental óleo de 6,2 metros de alto por 9,7 metros de ancho representa la coronación de Napoleón Bonaparte en la Catedral de Notre Dame en 1804.

Encargado por el mismo Napoleón, el cuadro debía exaltar su figura y consolidar su imagen como emperador. Sin embargo, lo más llamativo es que rompió con la tradición: en lugar de recibir la corona del Papa, Napoleón se autocoronó, demostrando que su poder no dependía de la Iglesia.

La pintura incluye más de 100 personajes, cada uno cuidadosamente representado. Entre ellos, destaca Josefina, su esposa, a quien Napoleón coloca una corona en el preciso instante capturado en la obra.

David empleó su característico estilo neoclásico, con colores vibrantes y una composición meticulosa y equilibrada. Cada detalle, desde los bordados de las vestimentas hasta los gestos de los asistentes, está cargado de simbolismo.

Leer  ¿Cómo entrar gratis a Disneyland París en 2025?

Existe una segunda versión de la pintura, también realizada por David, que se encuentra en el Palacio de Versalles.

La Libertad guiando al pueblo – Eugène Delacroix

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1, Mollien (Sala 700)
La Libertad guiando al pueblo imprescindibles Louvre

Pintado por Eugène Delacroix en 1830, este cuadro de 2,6 metros por 3,2 metros es un símbolo universal de la lucha por la libertad. Representa la Revolución de Julio de 1830, que llevó al derrocamiento del rey Carlos X de Francia.

La figura central es Marianne, personificación de la Libertad, que avanza con la bandera francesa en una mano y un fusil en la otra. La rodean revolucionarios de distintos estratos sociales, mientras que el fondo muestra las torres de Notre Dame, resaltando el carácter parisino del levantamiento.

Delacroix usó pinceladas sueltas y colores vivos para dotar a la obra de un dinamismo arrollador. El cuadro transmite energía y emoción, reflejando la fuerza de aquel momento histórico.

Este cuadro inspiró a Víctor Hugo en su novela Los Miserables, donde el personaje de Gavroche está basado en el niño con pistolas que aparece en la pintura.

Los caballos de Marly – Guillaume Coustou

  • Ubicación: Ala Richelieu, Planta 0
Los caballos de Marly

Esculpidos por Guillaume Coustou entre 1743 y 1745, estos imponentes caballos fueron creados para el Palacio de Marly, residencia de Luis XV. Las esculturas representan dos caballos indomables, con sus jinetes esforzándose por contenerlos. La tensión en sus cuerpos y la precisión anatómica los convierten en una obra maestra del dinamismo.

En 1795, los caballos fueron trasladados a la Place de la Concorde y, finalmente, llegaron al Louvre en 1984.

El león de Monzón

  • Ubicación: Ala Denon, Arte Islámico
El león de Monzón

Entre las joyas del arte islámico que alberga el Louvre, destaca una pieza única e imprescindible: El león de Monzón. Esta escultura de bronce fundido, datada entre los siglos XII y XIII, es un testimonio excepcional del arte andalusí en la Península Ibérica.

El león procede del castillo de Monzón de Campos, en la provincia española de Palencia. Se cree que originalmente formaba parte de una fuente islámica, sirviendo como aguamanil ceremonial en un palacio musulmán. Cuando los cristianos conquistaron la zona, la pieza quedó integrada en la fortaleza.

Siglos después, la escultura fue adquirida por el pintor Mariano Fortuny, quien la llevó a Francia. Finalmente, terminó en la colección del Louvre, donde es considerada una de las pocas esculturas metálicas islámicas occidentales conservadas.

El león de Monzón mide 31,5 cm de alto por 54,5 cm de largo. Su cuerpo está decorado con inscripciones en árabe que expresan deseos de bendición y felicidad, una característica típica del arte islámico.

Esta escultura es un excelente ejemplo de cómo el arte islámico representaba animales con cierto grado de abstracción, ya que las representaciones figurativas estaban limitadas por cuestiones religiosas.

Retrato de una joven (L’Européenne)

  • Ubicación: Ala Sully, Departamento de Antigüedades Egipcias
Retrato de una joven (L’Européenne)

Este impresionante retrato sobre madera es uno de los ejemplos más fascinantes del arte funerario egipcio, perteneciente a la serie de retratos de momias de El Fayum, datados entre los siglos I y III d.C.

Durante la dominación romana en Egipto, se desarrolló la costumbre de pintar retratos realistas de los difuntos sobre tablillas de madera, que luego eran colocadas sobre sus momias.

El Retrato de una joven del Louvre es uno de los más bellos y enigmáticos, ya que su modelo no mira directamente al espectador, sino ligeramente a la derecha, un gesto inusual en este tipo de pinturas.

Realizado con la técnica de encáustica (pigmento disuelto en cera), el retrato destaca por sus colores vivos y bien conservados, los detalles en oro en las joyas y el vestuario y la expresión serena y mirada profunda que muestra la joven.

Los toros alados (Lammasu)

  • Ubicación: Ala Richelieu, Planta 0, Mesopotamia, Asiria, Khorsabad (Sala 229)
Toros Alados Louvre imprescindibles

Los Toros Alados del Louvre son imponentes esculturas de más de 4 metros de altura, que originalmente protegían las puertas de la ciudad de Dur-Sharrukin, la capital del imperio asirio bajo el reinado de Sargón II (siglo VIII a.C.).

Los lammasu fueron descubiertos en 1843 por el arqueólogo Paul-Émile Botta en lo que hoy en día es Irak. Representaban a divinidades protectoras y se colocaban a la entrada de las ciudades y palacios para ahuyentar a los malos espíritus.

Su cuerpo de toro (o león) representa la fuerza, las alas de águila simbolizan la velocidad y las cabezas humanas coronadas representan la inteligencia y el poder real.

Tienen cinco patas. De frente parecen estáticos, pero si los miras de lado, dan la impresión de estar en movimiento. Camina a su alrededor para ver cómo la perspectiva cambia dependiendo del ángulo.

Esclavo moribundo – Miguel Ángel

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 0, Galería Miguel Ángel (Sala 403)
Esclavo moribundo – Miguel Ángel

Tallado en mármol blanco, El esclavo moribundo es una de las esculturas más expresivas de Miguel Ángel, realizada en 1513 como parte del inacabado mausoleo del Papa Julio II.

Leer  10 lugares secretos de París: conoce la parte oculta de la ciudad del amor

Este esclavo, con su cuerpo en un contrapposto dramático, parece estar en un trance entre la vida y la muerte. Su rostro refleja una mezcla de sufrimiento y éxtasis, lo que ha llevado a interpretaciones que sugieren un simbolismo sobre la lucha del alma por liberarse del cuerpo.

Esta obra permanece inconclusa, lo que permite ver las marcas del cincel de Miguel Ángel en ciertas zonas.

El escriba sentado

  • Ubicación: Ala Sully, Planta 1, Departamento de Antigüedades Egipcias
El escriba sentado imprescindibles Louvre

Este enigmático escriba, esculpido en piedra caliza y pintado con pigmentos naturales, data del año 2500 a.C. y es una de las piezas mejor conservadas del Antiguo Egipto. La increíble expresividad de su rostro lo hace parecer casi vivo, a pesar de tener más de 4.500 años de antigüedad. Obsérvalo de cerca para notar los detalles de sus ojos, que parecen seguirte al moverte.

La encajera – Johannes Vermeer

  • Ubicación: Ala Richelieu, Planta 2
La encajera

Entre las joyas del Louvre imprescindibles se encuentra una de las pinturas más pequeñas y delicadas del museo: La Encajera, de Johannes Vermeer. Con apenas 24 x 21 cm, esta obra captura un momento íntimo de concentración absoluta.

Pintada hacia 1670, La encajera representa a una joven concentrada en su labor, un tema que en la época simbolizaba la virtud y la paciencia. La pintura refleja la filosofía de Vermeer de encontrar belleza en lo cotidiano.

La encajera inspiró a artistas impresionistas como Renoir y Van Gogh, quienes admiraban la forma en que Vermeer trataba la luz.

Código de Hammurabi

  • Ubicación: Ala Richelieu, Planta 0, Sala 3
Código de Hammurabi

Una de las piezas más antiguas e imprescindibles del Louvre es la estela con el Código de Hammurabi, que data del año 1750 a.C. y contiene 282 leyes grabadas en escritura cuneiforme.

Este monolito de basalto negro, de 2,25 metros de altura, fue encontrado en Susa (actual Irán) en 1901. Fue creado por orden del rey Hammurabi de Babilonia, quien unificó las leyes de su imperio en este documento.

En él aparecen términos tan relevantes hoy en día como el ojo por ojo, diente por diente, normas sobre el comercio, la familia y la esclavitud y hasta el concepto de la presunción de inocencia, registrado por primera vez en la historia de la humanidad.

Resulta realmente increíble cómo las inscripciones han resistido más de 3.700 años sin perder legibilidad.

Psique reanimada por el beso del amor – Antonio Canova

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 0, Sala 4
Psique reanimada por el beso del amor imprescindibles Louvre

Esta escultura de mármol blanco, esculpida entre 1787 y 1793 por Antonio Canova, representa el instante en que Eros (Cupido) revive a Psique con un beso, una de las historias de amor más románticas de la mitología griega. La obra fue encargada por un mecenas italiano y representa el momento en que Psique, envenenada por una poción, despierta al amor eterno con el beso de Cupido.

Gabrielle d’Estrées y una de sus hermanas

  • Ubicación: Ala Sully
Gabrielle d’Estrées y una de sus hermanas

Este enigmático óleo, pintado alrededor de 1594, es una de las obras más polémicas del Louvre. En él, Gabrielle d’Estrées, amante de Enrique IV de Francia, aparece junto a su hermana, quien le pellizca un pezón.

La obra ha sido diana de multitud de interpretaciones y simbolismos como la representación de la fertilidad, ya que Gabrielle estaba embarazada de Luis XIII en aquella época. También se la relaciona con el erotismo y se ha especulado sobre un posible mensaje sensual o de unión femenina.

El baño turco – Jean-Auguste-Dominique Ingres

  • Ubicación: Ala Denon, Planta 1
El baño turco – Jean-Auguste-Dominique Ingres

Pintado en 1862, el baño turco de Ingres representa una visión idealizada del harén de un sultán, mostrando a un grupo de mujeres desnudas en un ambiente exótico y relajado.

Ingres tenía una gran fascinación por el orientalismo, un estilo artístico que representaba el mundo islámico con una visión romántica. La obra causó controversia por su sensualidad, pero también fue alabada por su composición circular y el refinado uso del color.

El tahúr del as de diamantes – Georges de La Tour

  • Ubicación: Ala Richelieu, Planta 2
El tahúr del as de diamantes

Pintado por Georges de La Tour entre 1636 y 1639, El tahúr del as de diamantes es una obra maestra del Barroco francés que retrata una escena de engaño y tensión en el juego.

El cuadro representa a cuatro personajes reunidos en una mesa de juego. El protagonista, el tahúr (tramposo), extrae un as de diamantes oculto en su cinturón, mientras los otros jugadores, ajenos al fraude, continúan la partida.

El tahúr parece dirigirse al espectador, como si revelara su truco. La pintura es una clara crítica a la astucia y las trampas en la sociedad del siglo XVII.

La momia del Louvre

  • Ubicación: Ala Sully, Departamento de Antigüedades Egipcias
La momia del Louvre imprescindibles Louvre

En el Louvre, entre los tesoros del Antiguo Egipto, se conserva una momia, la única exhibida en el museo. Su trenzado de vendajes finamente elaborado la convierte en una de las piezas más impresionantes de la colección egipcia.

Esta momia, datada entre los siglos I y II d.C., fue descubierta en una tumba de Egipto, aunque se desconoce su identidad exacta.

Consejo final para disfrutar de las 20 obras maestras imprescindibles que no te puedes perder en el muso del Louvre de París

El Museo del Louvre alberga algunas de las obras de arte más importantes del mundo, desde las pinturas más famosas hasta esculturas de valor incalculable. Recorrer sus salas es sumergirse en siglos de historia, creatividad y belleza.

Hemos repasado juntos las 20 obras maestras más imprescindibles que no te puedes perder en el muso del Louvre de París para ayudarte a organizar tu visita y disfrutar del arte como un verdadero experto. Sin embargo, el museo es tan vasto que siempre hay algo nuevo por descubrir. Por eso, antes de despedirnos, me gustaría dejarte un recorrido virtual por el Museo del Louvre para que puedas disfrutar de este increíble museo en toda su extensión, estés donde estés. Bon voyage.

Planifica tu viaje

encuentradestinos.com