Más allá de Manhattan, la belleza escondida del estado de Nueva York
Cuando uno piensa en Nueva York, lo primero que viene a la mente suele ser el bullicio de Manhattan, las luces de Times Square o los taxis amarillos cruzando a toda velocidad. Pero basta con alejarse unas horas al norte o al oeste de la ciudad para encontrar una realidad completamente distinta: pueblos pintorescos, naturaleza exuberante, historia viva y rincones llenos de magia.
Explorar los pueblos más bonitos del estado de Nueva York es una experiencia transformadora. No solo porque son destinos perfectos para desconectar y respirar aire puro, sino también porque en ellos late la historia de Estados Unidos, la esencia de sus comunidades, y una calidad de vida que conquista a cualquiera.
Yo mismo he recorrido muchos de estos lugares, buscando escapadas de fin de semana, rincones escondidos o simplemente nuevas formas de conectar con la naturaleza. Lo que encontré superó mis expectativas: lugares con identidad propia, eventos locales encantadores, y una tranquilidad que en la ciudad no se encuentra.
Si estás pensando en planear una ruta diferente, lejos del estrés, prepárate porque aquí te comparto 7 pueblos de ensueño que debes visitar en el norte del estado de Nueva York.
¿Por qué elegir pueblos del norte de Nueva York para una escapada?
La región conocida como Upstate New York es un paraíso de contrastes. Desde playas tranquilas a orillas de lagos, pasando por parques estatales, rutas del vino y eventos culturales únicos, hasta castillos ocultos entre islas. Lo que hace tan especial esta zona es su autenticidad: aquí no hay grandes cadenas ni destinos masificados, sino comunidades con carácter, sabores locales y paisajes que cortan la respiración.
Además, muchas de estas localidades son perfectas para todo tipo de viajeros: parejas, familias, amantes del senderismo, foodies o fanáticos de la historia. Incluso si solo buscas descansar, encontrarás tu lugar ideal.
Mi experiencia me enseñó que estas escapadas son también un regalo para el alma. La hospitalidad de sus habitantes, los mercados de agricultores, las bodegas escondidas o los festivales locales son memorias que uno se lleva para siempre.
Westfield: vino, historia y un verano inolvidable

Ubicado junto al Lago Erie, Westfield es conocido por tener el mayor cinturón de uvas Concord del mundo, y algunos de los mejores vinos del país. Durante septiembre, el pueblo cobra vida con el famoso Festival de la Uva y el Vino, que ofrece actividades tanto para niños como para adultos. Recuerdo cómo los niños se divertían con pintura facial y casas inflables, mientras los adultos pisábamos uvas y disfrutábamos catas exquisitas.
Y si visitas en otra época del año, el Johnson Estate Winery es una parada obligada. Las tablas de quesos artesanales combinadas con los vinos locales son una delicia. Para los más activos, hay cascadas como Burr Falls y Bournes Creek Falls, playas como Ripley Beach y el muelle del puerto de Barcelona con su acceso para botes.
Los sábados de verano, el Mercado de Agricultores y Artesanos reúne a locales y visitantes con frutas frescas, productos naturales y artesanías únicas. Cerca de allí, el lago Chautauqua ofrece paseos en barco con cena a bordo del Chautauqua Belle, un auténtico crucero de vapor que parece salido de otra época.
Lewiston: a un paso de las Cataratas del Niágara y lleno de cultura

A tan solo 15 minutos de las mundialmente famosas Cataratas del Niágara, Lewiston es el lugar ideal si quieres disfrutar de ese destino sin las multitudes. Se trata de un pequeño pueblo junto al río Niágara, con acceso directo a Canadá por el cruce Lewiston-Queenston.
Aquí hay opciones para todos: golf en el Seneca Hickory Stick, vinos en The Bella Rose Vineyard, y conciertos al aire libre en el parque ARTPARK, un espacio que combina naturaleza con cultura. Una vez asistí al Festival de Jazz de agosto, y fue una experiencia mágica: música en vivo, comida callejera y artesanías en cada esquina.
Además, su pasado es fascinante. Fue parte del Ferrocarril Subterráneo, escenario de la Guerra de 1812 y clave en el comercio de pieles. Una ciudad pequeña, pero con mucha historia y alma.
Bahía de Alejandría: castillos, islas y paseos mágicos

Si alguna vez soñaste con visitar un castillo en medio del agua, este es tu lugar. En la bahía de Alejandría, en pleno río San Lorenzo, puedes tomar un paseo en barco y descubrir lugares como el castillo Boldt en Heart Island o la diminuta y encantadora Just Enough Room Island.
Además de los tours, puedes admirar la zona desde el aire en globo aerostático o helicóptero. En tierra, hay senderos como el de la Reserva Otter Creek o el Parque Estatal Keewaydin ideales para caminar entre bosques y miradores naturales.
Para relajarte, nada como una noche en el Bay Drive-In Theatre, jugar al minigolf o asistir a uno de sus muchos festivales: desde Blues in the Bay hasta el River Run Bike Rally, hay entretenimiento para todo el año.
Sackets Harbor: historia, navegación y encanto costero

Este pueblo costero a orillas del lago Ontario combina actividades acuáticas con un fuerte carácter histórico. En Sackets Harbor puedes embarcarte con Sail Ontario, remar en kayak o participar en la pesca con Moby Dick Charter.
A nivel cultural, destaca por su papel en la Guerra de 1812. Pero lo que más disfruté fue la vida tranquila en su calle principal: cafés acogedores, tiendas vintage, una panadería local como Chrissy Beanz Bakery y cervecerías artesanales con ambiente relajado.
Si te gusta el golf, el campo Bedford Creek ofrece vistas espectaculares del lago. Sin duda, un lugar perfecto para reconectar con el ritmo pausado del norte.
Sodus Point: faros, playas y mucha historia americana

A orillas de la bahía de Sodus, este pueblo es famoso por sus dos faros: uno interior y otro exterior, ambos abiertos al público con exposiciones marítimas. Me impresionó cómo lograron preservar tantas historias del siglo XIX y de la Guerra de 1812, época en la que el pueblo fue totalmente destruido y reconstruido.
Hoy es un lugar vibrante, ideal para nadar en Sodus Point Beach Park, caminar por Beechwood State Park o apuntarse a una salida de pesca. Uno de mis recuerdos favoritos fue pescar en Maxwell Bay, que funciona todo el año, incluso en invierno.
Watkins Glen: cascadas, viñedos y conciertos bajo las estrellas

Enclavado junto al lago Seneca, este pueblo es un paraíso natural y vitivinícola. El Parque Estatal Watkins Glen es de los más impresionantes del estado, con rutas que te llevan a través de cascadas como Rainbow Falls o Eagle Cliff Falls.
En verano, hay conciertos gratuitos en LaFayette Park, con músicos locales que tocan de todo: jazz, country, blues. Pero lo mejor fue navegar con el Capitán Bill en su crucero turístico o tomar el Wine Cruise del Capitán Jim, perfecto para parejas.
Además, Watkins Glen forma parte de la Ruta del Vino del Lago Seneca, con más de una docena de bodegas para visitar. Sin duda, un lugar que combina romanticismo, aventura y buena gastronomía.
Sylvan Beach: diversión, naturaleza y relax en la arena

Ubicada a orillas del lago Oneida, Sylvan Beach es una joya de verano. Puedes pasar el día pescando lubina o lucioperca, alquilar un kayak o simplemente descansar en sus playas de arena dorada.
La zona tiene un ambiente muy relajado, ideal para desconectar. Recuerdo tomarme un café helado mientras compraba recuerdos en tiendas locales y luego dirigirme al Lake House Casino para pasar la tarde entre cartas y buena comida.
Muy cerca está el mercado de agricultores de Viena, donde encontré algunos de los mejores tomates y mermeladas caseras que he probado. Para acampar o disfrutar del atardecer junto al lago, este sitio es perfecto.
Consejos para planear tu ruta por los pueblos más bonitos de Nueva York
- Escoge la temporada: primavera y otoño son ideales para evitar multitudes y disfrutar los colores del paisaje.
- Alquila coche: muchos pueblos no tienen transporte público frecuente. Conducir te da libertad para explorar.
- Consulta eventos locales: festivales, ferias y mercados pueden hacer tu visita aún más especial.
- Reserva con antelación: especialmente en verano, el alojamiento se llena rápido.
- Combina naturaleza y cultura: cada pueblo ofrece una mezcla única. Aprovecha para conocer su historia, caminar por sus parques y probar su gastronomía.
Viajar por el norte del estado de Nueva York me cambió la perspectiva. Encontré pueblos llenos de encanto, gente amable, actividades para todos los gustos y una conexión directa con la historia y la naturaleza.
Lejos del ruido y el estrés de la ciudad, descubrí el otro Nueva York, ese que huele a lavanda, sabe a vino local, suena a música en el parque y se siente como hogar.
Si estás pensando en una escapada o en descubrir lugares nuevos, estos pueblos son la definición de una experiencia auténtica. Y créeme, una vez que los visites, querrás volver. Puedes organizar tu viaje en la siguiente botonera.